El pasado día 28 de septiembre
tuvieron lugar las charlas TEDx [1]
en Madrid. Aunque a estas alturas casi todo el mundo ha oído hablar de las TED,
aún hay muchos que no están familiarizados con ellas. Se pueden encontrar más
de 1500 conferencias de la organización TED, y muchas miles más de los ciclos
TEDx, en portales como Youtube. Algunos de los vídeos tienen millones de
visualizaciones, lo que da una idea de la repercusión de estos eventos a nivel
mundial.
¿Pero qué son las TED? El
acrónimo TED responde a Tecnología, Entretenimiento y Diseño. Esos son los tres
pilares sobre los que se basan las charlas. El origen de TED se sitúa en el año
1984, año en el que dos estadounidenses, Richard Saul Wurman y Harry Marks,
deciden organizar unos ciclos de conferencias para difundir ideas dignas de difundir (“Ideas worth
spreading”). Fundan una organización no gubernamental sin ánimo de lucro que
pretende difundir conocimiento a lo largo y ancho del mundo. A partir del año
1990 decidieron organizar estos eventos anualmente en Estados Unidos, y así ha
continuado hasta hoy. Por las charlas TED americanas han pasado personajes de
la talla del físico Stephen Hawking, el expresidente de EEUU Bill Clinton, el
escritor y orador Tony Robins (con más de seis millones de visitas en su TED de
youtube) o el cocinero Jamie Oliver.
Ahora bien, no todo el mundo
puede asistir a las charlas TED. Una entrada para un ciclo de conferencias en
Estados Unidos cuesta en torno a los 6500 ó 7000 dólares americanos, y además
los cupos de entradas son reducidos y hay que pasar un pequeño test para poder
formar parte de la audiencia. Este test es muy simple en realidad, y lo único
que pretende es asegurarse de que la audiencia va a mostrar interés por los
temas a tratar en cada evento. Pero si no hay ánimo de lucro, ¿cómo pueden
costar las entradas ese dinero? Bien, la organización asegura que nadie de los
organizadores ni los ponentes cobran un céntimo. Todos los eventos TED están
organizados por voluntarios que dedican su tiempo y sus esfuerzos para
organizar lo mejor posible estos encuentros. El dinero se invierte en el
alquiler del local, iluminación, sonido, cátering, etc. En los últimos años,
una parte de esa recaudación se destina a un premio para la mejor charla. Y en
el caso de sobrar dinero de todo lo recaudado, éste se donará a una ONG con
fines sociales.
Pero el evento del pasado 28 de
septiembre no fue un evento TED, sino un evento TEDx. Hay cientos de eventos
TEDx por todo el mundo: desde Sídney a Buenos Aires, de Londres a Ulán Bator.
Pero TEDs (sin “x”) sólo hay unas: las estadounidenses. En el resto del mundo
estos eventos se llaman TEDx, y son organizados de manera independiente a TED,
pero siguiendo exactamente las mismas normas que rigen las primeras, y están
bajo su supervisión y con la licencia de uso de sus siglas. Si un evento
TEDx no cumple las normas establecidas
por TED, se retirará la licencia a esa determinada ciudad. Por lo tanto, no se
debe confundir TED con TEDx. Lo que deben tener en común las charlas TED y TEDx
son los siguientes puntos: No debe existir ánimo de lucro, todos deben ser
voluntarios, no se debe hablar de política y los anunciantes o patrocinadores
no pueden ser ponentes en ningún caso ni participar directa o indirectamente en
las charlas, si bien se les puede hacer una mención de agradecimiento en los
créditos finales durante la clausura del evento.
La temática de las charlas no
importa siempre que el contenido sea interesante. Eso sí, el orador tendrá como
máximo 18 minutos para exponer sus ideas. En internet se pueden encontrar
charlas que tratan desde temas medioambientales, coaching, problemas de
exclusión social, filosofía, música o prácticamente cualquier tema que se os
pase por la cabeza.
Las charlas las abrió el grupo
Barbarrio, pioneros en el street workout (gimnasia en la calle) en España. Nos
mostraron cómo a través de una actividad, en este caso física, consiguieron
reconducir a muchos jóvenes, sacándoles de ambientes peligrosos y conflictivos
en los suburbios madrileños. Nos mostraron
una cara amable de los grupos de hip-hoperos
que vemos en los parques de nuestras ciudades, tratando de eliminar el
estereotipo de que son personas conflictivas.
José María Pérez, arquitecto y
emprendedor social, nos enseñó cómo su programa de escuelas-taller y oficios
son un sistema eficiente para la formación e incorporación en el mercado
laboral de jóvenes mediante la rehabilitación del Patrimonio
Histórico-Artístico y Natural en el norte de España (de momento).
Una charla especialmente interesante
fue la que impartió Luz Rello dedicada a la dislexia. Sus investigaciones en
este campo concluyen que la dislexia tiene tratamiento y se puede reducir el fracaso
escolar de niños disléxicos con el método que ella ha desarrollado. Observó que
en las personas con dislexia hay una serie de patrones comunes que se repiten,
por ejemplo a la hora de leer o de escribir textos. Analizando multitud de esos
textos escritos por personas disléxicas y viendo que las faltas de ortografía
siguen una tendencia, se puede educar a esas personas para corregir tales
errores. Por no mencionar, que una persona disléxica puede leer y comprender un
texto con las letras desordenadas mejor y más rápido que un no disléxico, si
bien pueden tener problemas en la comprensión de un texto “normal”. Ella ha
conseguido obtener resultados fantásticos con las personas con las que trabaja,
mostrando a la sociedad que tenemos que quitarnos los prejuicios sobre este
problema que tiene nada menos que el 5-10% de la población, y recordando a los
profesores que un alumno que escribe con faltas de ortografía tal vez tenga
dislexia y debe ser tratado convenientemente.
En el ramo de la música, Javier
Díez-Ena nos enseñó qué es un Theremín, un instrumento musical electrónico
creado por el ruso Lev Serguéievich Termen en 1919 y que hemos escuchado en
cientos de películas de fantasmas y ovnis. Probablemente se pueda considerar el
primer sintetizador de música. Además, la gaitera y pianista Cristina Pato nos
mostró las posibilidades que tiene su instrumento, ofreciéndonos un
espectacular recital.
Los chavales de El Mundo Today
nos deleitaron con algunas de sus mejores “noticias” y dieron un punto cómico
al evento. ¡No todo en la vida tiene que ser trascendental!
Gabriel Sebastián es un joven que
intenta hacer del mundo un lugar un poquito mejor. El proyecto del que nos
habló es el Fairphone (www.fairphone.com). Investigando de dónde proviene cada
una de las partes de nuestros teléfonos móviles, recorrió medio mundo para
visitar las fábricas de los componentes electrónicos y las minas de extracción
de los elementos que los forman. Se propuso crear un teléfono móvil sostenible
en todos los aspectos, realizado con materiales reciclados y reciclables y
siempre desde el prisma del comercio justo, con condiciones de trabajo de los
fabricantes dignas. El resultado: un teléfono móvil de última generación por
325€. Algo digno de ver.
Jordi Claramonte es un filósofo
que ha dado clases en el MIT, en la Universidad de Yale (vale) y en la NYU. Nos
habló sobre la metafísica en occidente y cómo está articulado el pensamiento
occidental, además de cómo la humanidad ha afrontado el concepto del cambio, de
por qué y cómo las cosas mudan. Nos habló sobre el pensamiento modal, sobre la
estética en filosofía, sobre la potencia y el acto aristotélicos, más una fase
intermedia que Aristóteles no planteaba, que es el cuándo está ocurriendo ese
cambio. Lo posible, lo necesario y lo efectivo, tres modos que se pueden
solapar y no contraponerse entre ellos. Diez minutos muy cortos para expresar
todo lo que tiene que decir Jordi Claramonte quien, sin duda, ofreció una de
las charlas más profundas e interesantes de toda la jornada, pero que quizá
quedó demasiado condensada en esos escasos minutos de los que dispuso para
explicar su pensamiento filosófico. Podéis ver su charla (y todas las demás) a
través de la página web de TEDxMadrid.
En cualquier caso, todo esto no
podría haberse llevado a cabo sin el duro trabajo de la genial Antonella Broglia,
fantástica conductora del evento, así como de todo su equipo de colaboradores,
todos ellos trabajando de manera altruista y sin cobrar un solo euro. Tanto es
así, que todas las cuentas y facturas del evento han sido publicadas como
símbolo de transparencia de una gestión limpia, tal como exigen las normas TED,
y que ya podrían aprender nuestros políticos y empresas públicas financiadas
con los impuestos de todos los contribuyentes.
Para finalizar, solamente hacer
hincapié en la importancia de este tipo de eventos en nuestra sociedad. Quizá
uno tenga más interés por temas de ciencias o por temas de letras, pero en
estas charlas vamos a encontrar todo tipo de personas, de todas las ramas, que
van a exponer pensamientos, ideas y estudios que van a hacer que el espectador
conozca nuevos conceptos que quizá no había contemplado con anterioridad. Que
abra su mente a diferentes maneras de ser y de pensar, que entienda por dónde
camina la ciencia, que aprenda un poquito de historia, música o filosofía, que
conozca a otros asistentes a los eventos que, sin duda, tendrán las mismas
inquietudes por saber cosas nuevas y ampliar sus conocimientos en todos los
campos. Porque para ser una persona completa, no basta con saber mucho de lo
que has estudiado o de lo que tú trabajas, sino que hay que saber un poco de
todo, tratando de alcanzar ese pensamiento renacentista de intentar lograr el
máximo conocimiento en todos los campos, sin importar cuál sea la rama. Eso es
la cultura: tener la posibilidad y los recursos suficientes para poder hablar
de cualquier cosa. Y las TEDs son un buen aliciente para continuar con nuestra
formación.
[1] x = Independently organized TED
event.
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