sábado, 7 de febrero de 2009

Sobre la evolución de las especies

Dentro de unos días, concretamente el día 12 de febrero, se celebra el bicentenario del nacimiento de Charles Darwin, el padre de la teoría de la Evolución de las especies. En pleno siglo XXI se antoja sorprendente que en determinados países aún se ponga en solfa su teoría y si debe o no enseñarse en las escuelas.

Todos hemos oído cómo sacó sus conclusiones y formuló su teoría evolucionista observando, dibujando y estudiando los animales y los fósiles que se iba encontrando a lo largo de su viaje en el famoso Beagle por sudamérica, el Océano Pacífico y el Índico.

Sin embargo, ¿es algo que se le ocurriera a él de manera espontánea tras realizar dicho viaje? Lo cierto es que no. El gran problema que se encontraban los investigadores del siglo XVIII y XIX era el yugo de la religión. No pocos científicos se aventuraron a sugerir una posible evolución de las especies en nuestro planeta, pero nadie tuvo el coraje suficiente para decirlo en voz alta. Y he ahí donde radica el mérito de Darwin.

Uno de mis ejemplos preferidos es el de Georges Louis Leclerc, conde de Buffon. Leclerc era un científico naturalista francés que vivió entre los años 1707 y 1788, 100 años antes que Darwin. Entre las muchas cosas que hizo a lo largo de su vida, me gustan especialmente los estudios que realizó sobre la edad de la Tierra basándose en el tiempo de enfriamiento de bolas de hierro fundidas. Utilizando esos datos, extrapoló los resultados al tamaño de la Tierra, y su conclusión fue que la edad de nuestro planeta era de unos 50000 años. Ahora estas cifras suenan ridículas, pero entonces se daba por hecho que la Tierra tenía 6000 años, tal y como decían las Sagradas Escrituras. La Iglesia tomó cartas en el asunto y el miedo le hizo retractarse y retirar tales afirmaciones.

Volviendo al tema de la evolución, se puede considerar que Leclerc fue realmente el padre de la paleontología, o lo que es lo mismo, de las teorías de la evolución.
"Podremos también decir que el hombre y mono, como caballo y asno, tienen un origen común; que en toda familia, tanto animal como vegetal hay un único tronco, e incluso que todos los animales proceden de uno solo que con el paso del tiempo, al ir perfeccionándose o degenerando, ha dado origen a todas las demás razas animales." (Historia Natural, tomo 4, 1753, pág. 382)
O dicho de otro modo: existe la evolución. No provenimos de una mano creadora tal y como dice la Biblia. Quiero hacer hincapié en la fecha de publicación: 1753. Darwin publicó El Origen de las Especies en 1859. Bastante sorprendente, ¿no?

Entonces, si Leclerc dijo esto cien años antes, ¿por qué Darwin es el personaje conocido y él no? Es bien sencillo. La explicación la encontramos en la siguiente página de su Historia Natural:
"¡Pero no! Por la revelación sabemos con certeza que todos los animales son igualmente consecuencia del acto de creación; que la primera pareja de cada género y de todos los géneros salió en su total perfección de las manos del Creador. Y debemos creer que entonces eran casi iguales a como se nos presentan hoy en día en sus descendientes» (Historia Natural, tomo 4, 1753, pág. 383).
Y no le culpo que dijera eso. Por aquel entonces no se andaban con tonterías. Te acusaban de hereje y te sometían a horribles torturas. Pero lo importante es que sentó las bases de la teoría de la evolución que más tarde recogieron otros ilustres personajes como Lamarck (padre del término Biología) o el propio Darwin.

Desde aquí quiero hacer un homenaje a este gran científico, desconocido para la mayoría, que se adelantó 100 años a Darwin.